[editar]Siglo V a. C.
Atenas y Esparta pronto tendrían que aliarse ante la mayor amenaza a la que la Antigua Grecia se enfrentaría hasta la conquista romana. Después de aplastar la
revuelta jónica, una rebelión de las ciudades griegas de
Jonia,
Darío I de Persia, Rey de los reyes de la
Dinastía Aqueménida, decidió subyugar Grecia. Su invasión en 490 a. C. fue sofocada por la victoria ateniense heroica en la
batalla de Maratón bajo
Milcíades el Joven.
Jerjes I de Persia, heredero de Darío I, intentó su propia invasión diez años después. Pero a pesar del número abrumador de soldados en su ejército, Jerjes I fue derrotado después de la batalla de retaguardia famosa de las
Termópilas y las victorias por los griegos aliados en las batallas de
Salamina y
Platea. Las
Guerras Médicas continuaron hasta 449 a. C., conducidas por los atenienses y su
Confederación de Delos, durante las que
Macedonia,
Tracia, las
Islas del Egeo y
Jonia fueron liberadas de la influencia de Persia.
La posición entonces dominante del «imperio» ateniense marítimo amenazó a Esparta y a la
Liga del Peloponeso, compuesta de ciudades de Grecia continental. Inevitablemente, encendió la
guerra del Peloponeso (431-404 a. C.). Aunque la inmensa mayoría de la guerra fue un punto muerto, Atenas sufrió varios reveses durante el conflicto. Una gran peste en 430 a. C., seguida por una campaña militar desastrosa llamada la
expedición a Sicilia, debilitó severamente a Atenas.«
Typhoid Fever Behind Fall of Athens»
(en inglés). LiveScience (23 de enero de 2006). Consultado el 18 de marzo de 2010. Esparta provocó una rebelión entre los aliados de Atenas, debilitando aún más la capacidad ateniense de hacer la guerra. El momento decisivo llegó en 405 a. C. cuando Esparta cortó las provisiones de grano del
Helesponto a Atenas. Obligada a atacar, la armada ateniense paralizada fue decisivamente vencida por los espartanos bajo el mando de
Lisandro en
Egospótamos. En 404 a. C. Atenas demandó la paz, y Esparta dictó un acuerdo previsiblemente severo: Atenas perdió sus murallas (incluyendo los
Muros Largos), su armada y todas sus pertenencias en ultramar.
[editar]Siglo IV a. C.
Entonces Grecia empezó el siglo IV a. C. bajo
hegemonía espartana, pero estaba claro desde el principio que era débil. Una crisis demográfica privó a Esparta de parte de su población, y para 395 a. C.
Atenas,
Argos,
Tebas y
Corinto sentían que podían desafiar el dominio espartano, resultando en la
guerra de Corinto (395-387 a. C.). Otra guerra llena de puntos muertos que terminó restableciendo el
statu quo.
La hegemonía espartana duró 16 años más hasta que, al tratar de imponer su voluntad sobre los tebanos, los espartanos sufrieron una derrota decisiva en
Leuctra (371 a. C.). El brillante general tebano
Epaminondas luego condujo tropas tebanas hacia el Peloponeso, donde otras ciudades-estado desertaron de la causa espartana. Por lo tanto los tebanos pudieron marchar a Mesenia y liberar la población. Privada de sus tierras y sus siervos, Esparta se deterioró y se convirtió en una potencia de segunda clase. La nueva
hegemonía tebana duró poco tiempo; en la
batalla de Mantinea en 362 a. C., Tebas perdió su líder clave, Epaminondas, y muchísimas tropas, aunque salió victoriosa en la batalla. De hecho, todas las ciudades-estado perdieron bastantes hombres, de manera que ninguna pudo restablecer su dominio.
La situación de debilidad de Grecia central coincidió con el surgimiento de
Macedonia, encabezada por
Filipo II. En veinte años, Filipo había unificado su reino, mientras lo ampliaba hacia el norte y el oeste a costa de
tribus ilirias y conquistaba
Tesalia y
Tracia. Sus éxitos en parte se debían a sus muchas
innovaciones militares. Filipo solía intervenir en los asuntos de las ciudades-estado del sur, culminando en su invasión de 338 a. C. Al derrotar decisivamente al ejército aliado de Tebas y Atenas en la
batalla de Queronea, se convirtió en el hegemón
de facto de toda Grecia. Obligó a la mayoría de las ciudades-estado a unirse a la
Liga de Corinto, aliándolas a él y previniendo que lucharan entre sí. Luego Filipo entró en una guerra contra la Dinastía Aqueménida (persas), pero fue asesinado por
Pausanias de Orestis a principios del conflicto.
Alejandro, heredero de Filipo, prosiguió la guerra. Alejandro derrotó a
Darío III de
Persia y desmanteló completamente la
dinastía aqueménida, anexionándola a Macedonia y ganándose el epíteto de «Magno». Cuando murió Alejandro en 323 a. C., el poder y la influencia de Grecia estaban en su apogeo. Sin embargo, había habido un cambio fundamental, fuera de la fuerte independencia y la cultura clásica de las
poleis, y hacia la
cultura helenística en vías de desarrollo.
[editar]Grecia helenística
El
período helenístico duró desde 323 a. C., cuando terminaron las guerras de
Alejandro Magno, hasta la anexión de Grecia por la
república romana en 146 a. C. Aunque el establecimiento del reinado romano no rompió la prolongada continuidad en la sociedad y la cultura helenísticas –que se mantendrían en la misma forma básica hasta la llegada del
cristianismo– sí señaló el final de la independencia política griega.
Durante el período helenístico, la importancia de «la misma Grecia» (es decir, el territorio de la actual Grecia) se reducía bruscamente por el mundo grecoparlante. Los grandes centros de la cultura helenística eran
Alejandría y
Antioquía, las capitales de
Egipto ptolemaico y
Siria seléucida respectivamente.
27Las conquistas de Alejandro tuvieron varias consecuencias para las ciudades-estado griegas. Ampliaron enormemente las fronteras de los griegos y acabó en una emigración continua, especialmente de los jóvenes y los ambiciosos, hacia los nuevos imperios griegos al este.
28Muchos griegos emigraron a
Alejandría,
Antioquía y a las muchas otras ciudades helenísticas nuevas que se fundaron en la estela de Alejandro, tan lejos como los actuales
Afganistán y
Pakistán, donde sobrevivieron los reinos
grecobactriano e
indogriego hasta los finales del siglo I a. C.
Después de la muerte de Alejandro y tras varios conflictos, su imperio se dividió entre sus generales, resultando en el
Reino Ptolemaico(basado en
Egipto), el
Imperio seléucida (basado en el
Levante),
Mesopotamia y
Persia, y la
Dinastía Antigónida (basada en
Macedonia). En el período intermedio, las
poleis de Grecia pudieron recobrar un poco de su libertad, aunque tenían que rendirle cuentas nominalmente al Reino Macedonio. Las ciudades-estado se quedaron en dos ligas: la
Liga Aquea (incluyendo Tebas, Corinto y Argos) y la
Liga Etolia (incluyendo Esparta y Atenas). En la mayor parte del período hasta la conquista romana, estas ligas solían estar en guerra entre sí, mientras se aliaban a partidos distintos en los conflictos entre los
diádocos(antiguos generales de Alejandro, herederos de su reino).
El reino antigónida de Macedonia se implicó en una guerra con la
república romana a finales del siglo III a. C. Aunque la
Primera Guerra Macedónica quedó inconclusa, los romanos siguieron haciendo la guerra con Macedonia en las denominadas «
Guerras Macedónicas». Coincidentemente con el desarrollo de la
Segunda Guerra Púnica entre Roma y
Cartago, durante la Primera Guerra Macedónica el reino antigónida, bajo
Filipo V, se alió con Cartago. Dicha alianza no tuvo mayores consecuencias e, inclusive, en esta lucha entre grandes potencias como Macedonia, Roma y Cartago, algunos sectores griegos tomaron partido por Roma.
29 Hacia el año 168 a. C., finalizada la
Tercera Guerra Macedónica y derrotado
Perseo —heredero de Filipo V—, Macedonia fue anexada por Roma y dividida en cuatro repúblicas independientes que no tenían permitido ni el comercio ni el matrimonio entre sus habitantes.
30 En 150 a. C.,
Andrisco diciéndose hijo de Perseo de Macedonia, realizó varias ofensivas contra Roma, hasta su derrota y la conversión definitiva de Macedonia en
provincia romana.
30La Liga Etolia se había vuelto recelosa de la participación romana en Grecia, y se había puesto de parte de los seléucidas en la
Guerra Romano-Siria. Cuando los romanos terminaron victoriosos, esta liga también se anexionó a la república. Aunque la Liga Aquea duró más que la Liga Etolia y Macedonia, también fue derrotada e incorporada por los romanos en 146 a. C. —y la rica ciudad de Corinto destruida tras un intento inútil de resistencia—, terminando Roma con la independencia de toda Grecia. La república romana había desarrollado con éxito su estrategia de dividir y enfrentar entre sí a sus adversarios, lo que posteriormente se conocería como
divide et impera, expresión que pasaría a la Historia en diferentes contextos.
31[editar]Grecia romana